Tuesday, April 26, 2011

Desenlace



Ya hemos llegado, puedes bajarte. Lo has hecho muy bien. Me alegro de que nos hayas acompañado todo este tiempo, cuando nosotros sabíamos lo que iba a ocurrir contigo y tú administrabas tu curiosidad mansa y noble. El mundo necesita personas parecidas a ti, pero nosotros no. En cualquier caso, mantén la calma que tanto te caracteriza de puertas afuera y descansa otro año, ya sabes que cuando una puerta se cierra, otra desaparece. La fortaleza de tu discurso pedagógico, ésa, empléala en repensar nuevas situaciones. Sueña, te lo mereces. Todo ha terminado.

Sin histeria. Pero hablamos de un aspa gigante. Venga, muchacho.

La foto, tomada el pasado verano, muestra a dos compañeras de viaje.

Monday, April 25, 2011

Batán, volvía


Se abre un bosque inmenso. La bruma ya no cubre el lecho del valle. Desde lo alto de este promontorio se divisa un claro. Dos hombres agitan sus brazos con angustia, abren sus bocas y ojos, arquean las cejas; estos prismáticos me han destrozado las entrañas.

Han pasado más de tres años de aquello. Ahora veo un reportaje en la televisión que habla de ese tema. Me concentro en la imagen. Un arroyo surca la frondosa vegetación. Las tonalidades verdosas de los árboles y las plantas son de una viveza sobrecogedora. Un grupo de hombres vestidos con harapos y de rostros macilentos camina despacio junto al estrecho caudal. La imagen se aleja poco a poco, los hombres se hacen cada vez más pequeños. La selva. Ellos siguen caminando, nosotros seguimos distanciándonos. De súbito, el último hombre de aquel grupo se detiene y mira hacia la cámara. Sus ojos estrellados se clavan en los míos. Yo y mis prismáticos que rasgan, él y su cabeza entre la espesura.

La foto, del sábado, muestra unas cipselas oníricas en un bosque cercano.

Friday, April 22, 2011

Tres escenas tres

Se levanta tarde, como acostumbra. Después de asearse en el baño, sale a la cocina y da los buenos días a su madre. Prepara un café con leche y dispone el tablero de Pente. Ella vuelve a casa de un paseo matutino, con The Economist y un libro de sopas de letras bajo el brazo.

Aprovechando las vacaciones, echan una película muy mala en la tele. Un esclavo de espaldas interminables muere ensartado frente al consternado protagonista. A los negreros les encanta ver sangre, pero asisten desconcertados al espectáculo; sus sonrisillas sádicas denotan cierta incomodidad.

De madrugada otra vez, una obra indispensable de la literatura rusa descansa en un lado del escritorio. En el otro, una máquina extraña cuya caja reza: "Hacia el libro sin papel".

Acabo de volver. La foto tendrá que esperar.

Friday, April 15, 2011

El don


Me acuerdo de muchas cosas. La memoria me mantiene vivo y hace que me eche de menos cuando creo que no soy yo mismo. La quiero, me refugio en ella. Busco antiguos compañeros en internet, sigo jugando con las matrículas de los coches, ubico mentalmente a mis exalumnos en sus clases y pronuncio sus nombres; edito un libro raro mezclando diálogos y personajes, historia y situaciones cualquiera.

La cadena de imágenes no se detiene. Acepto y asisto con indolencia a la enajenación tan deseada: olores agresivos, vergüenzas y enigmáticas esperas para contar despacio y solo durante horas, para sonreírle con ojos de lunático recién llegue a casa del trabajo y sorprenderla con un rubor del pasado. Y uno se crece y pone un huevo.

Todo esto revela la inmediata página en blanco. Las imágenes de la memoria, exóticas y seductoras, niegan palabras que las describan con precisión. Sin embargo, las buenas palabras caen por sí solas del árbol y, después de cierto tiempo, responden a ese orgullo con miles de imágenes convertidas en otras tantas por otros tantos lectores. Y se parecen o no y son tan ficticias como reales.

El vigor de la memoria es la palabra. No permitas que la imagen te convierta en un fanático.

La foto, un recorte, un gran hombre se enfrenta a una enigmática espera.

Sunday, April 10, 2011

La espera


La orden del día y la situación al final de la jornada distan mucho de parecerse: resulta complicado explicar cómo una tarde leyendo en el parque puede convertirse, doce horas después, en una aburrida espera encerrado en un furgón policial. Sin embargo, el curso de los hechos no podía haberse alterado de ningún modo; decenas de circunstancias influyeron en cada uno de los actos que se sucedieron en aquellas horas.

Suscribo a Tolstói porque se refiere a Napoleón, a mí y a otros grandes personajes que ha dado la historia: sea el dudoso éxito en Borodinó o el aburrido encierro en una celda, no depende de nuestro genio, de un catarro o del uso de la autodefensa: se trata de miles de hombres que luchan ante el miedo a morir en cualquier momento, pero que por encima de todo desean ofrecer la victoria a su rey. De ahí que nosotros sepamos esperar, influir en los cronistas y dejar que los hombres se exterminen.

Al mejor tiempo, ojalá.
Tic, tac.

La foto, detalle de mis flores semanales. Etiquetas: Messi, Bio, Ollanta Humala,oil crisis.

Wednesday, April 06, 2011

Ay, 'hipsters'

Esta parte moderna de la juventud por debajo de los 25 (por encima, los pioneros), con su tabaco de liar y sus trastos superocho, el Renault viejo de mi abuelo y me toman fotos en sepia con el contraste a tope mientras escribo mis complicadas reflexiones. Y hablo de todo pero no me he leído ni la mitad; que, mientras cenaba media hoja de lechuga con brie derretido a las finas hierbas sobre crocante de patata, he descubierto que soy un individuo libre con derecho a producir arte a partir de un par de tubos de óleo y una flor, porque las reglas no existen y pareces un carcunda llevándote las manos a la cabeza al contemplar mis sentimientos plasmados en un DIN A3 de alto gramaje. Me defino como una persona profunda que piensa en sí misma y después en la mismidad de mis amigos que son mi vida misma.

Ea, maestro, no me deje aquí, que me creo inteligente.

Saturday, April 02, 2011

Sangre atleta


Primavera, mollas fuera. De esta manera debió pensar El Filósofo cuando salió de su madriguera engalanado con una musculosa raída y un short de elástico en busca de sosiego bajo el sol de mediodía.

El parque, mi caldo de cultivo, se dijo. Y contempló al gordo con las tetillas relucientes, vibrando al ritmo de una pachanga dantesca; a la madre soltera de chándal negro y gafas de sol con el yogur en la mano mientras su angelito rubio devora colillas en el arenal; o a las niñatas de voz de acetona, con sus trapos caros y las gafas de aviador.

El Filósofo observa y afirma. Así está bien, perfectamente. Y posa las yemas de los dedos sobre su sien y medita una sonrisa que se traduce en un gesto manso. Nadie repara en su presencia, pero él pasea por todos y asegura el sol a los labriegos y a los chicos perfumados del café Manhattan.
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