Monday, June 27, 2011

Niveladora triangular I


Quise actualizar el sábado, y luego el domingo, la entrada anterior. Sin tiempo, aunque junio se despida bien despacio, con la parsimonia letal de una persona desconcertante. Además, el sopor nos visita tres dias; hoy y ayer unos calores de sacar el abanico y latiguearse las pechugas. Pero despedimos la semana, el mes y la vida spinalienne como de costumbre: hablando del tiempo.

Ha dado mucho de sí. Como adelanté, el viernes pasamos el día en Alsacia. Transbordo en Petropávlovsk-Kamchatski, digo Nancy, para llegar por fin a Colmar. Deambulamos una hora y pico, asintiendo con la cabeza y embistiendo a grupos de turistas oh-sí, oh-sí, antes de tomar un autocar a Ribeauvillé. Viñedos dibujando lomas y montañas y mimando Riquewihr. Villages fleuries, moteros alemanes buscando los caldos vecinos (propios) y el puerto que apunta más allá de Saint Ulrich. Hasta la fortaleza subimos nosotros, con tanto castillo que nos dio igual ir en sandalias o en zapatitos agujereados de princesa. La foto (de A., muestra el castillo, las cepas y un cuervo).

De vuelta en Colmar, acompañamos bocatas fríos de supermercado con cerveza, en uno de esos cafés inevitablemente pijos, pero que nos hizo sentir como gente ocupada que busca esparcimiento después de un día duro en el parqué. Luego casi perdimos el tren "gratuito" hasta Sélestat, un pueblo sin alma, para conectar con un autobús que nos dejara en Saint-Dié. Grandes Sorpresas Del Destino, disfrutamos de los últimos 60 kilómetros hasta casa en un Mercedes que parecía flotar sobre la carretera. 

Y no sé si debo contar más: el sábado, hogueras veraniegas; el domingo, mercadillo total en el pueblo y paseo por las ruinas y la reserva de animales; lunes, parque y tarde en el río; ayer, sol y kayak...

Thursday, June 23, 2011

A tiempo completo

Largos paseos y una noche de San Juan en vela, tranquilos, esperando la partida del tren en unas pocas horas: Kholmard, Misisipi de verano.

Friday, June 17, 2011

Conn


Supongo que habrán terminado de pasear por Bastilla y ya atacan todo el centro y sus atracciones correspondientes. J. habrá llegado exhausto después del viaje trasatlántico, pero no hay dolor para un neófito. La imagen del kebab, del crep con jamónhuevoquesochampiñones mantiene despierto a los elegidos, a los entregados al viaje burgués pero barato, que necesitamos mantener la ideología.

Actualización del 20 de junio:

Se han esfumado nuestras primeras 24 horas juntos en esta ratonera, en esta ville fleurie, los tres apretados y rogando al sielo un poco de sol, que ya tenemos agua y frío para aburrir. De todos modos, nos lo hemos pasao pipa con nuestras guerras de guijarros, con las palas de playa en el callejón o con la faustróllica conversación de la cena. Y el envoltorio, la promesa de otro buen día mañana, de unas vacaciones discontinuas, de eso que se te pasa el tiempo y te haces viejo y compras un billete de avión que te lleve a Tokyo en algo más de dos horas.

Tendré que preguntarles quién de ellos sacó esta foto tan descolorida pero tan paciente.

Tuesday, June 14, 2011

Flora, fauna rara


Un plan impuesto desde la tarde del domingo hasta la tarde del lunes. Una cena escasa en hidratos y un desayuno sin fruta para 23 horas de estancia. Así las cosas, disponga también unas polillas del tamaño de gorriones por el parqué y mantenga largos silencios, como si quisiera atraer la atención de sus invitados en su viejo almacén reconvertido en casa de los horrores.

Pero ahí anda Gérardmer, turistas de las cuatro estaciones, y no detenga su Peugeot en las mejores vistas. Sus invitados han venido en sandalias y zapatillas de loneta, ¡llévelos al monte! Y no se le ocurra completar el circuito plagado de barandillas y pasarelas metálicas: pare a la mitad y retroceda por el mismo sendero, que c'est pas le même. Agudo, agrego. Ya las tres y pico, ya las cuatro, obvie el necesario almuerzo y desapruebe la entrada a un café, donde sus invitados habrían simulado utilizar el baño para devorar acero, loza o cristal. Por favor, organice un último paseo hacia una turbera, pero niegue la visita a los telesillas abandonados, a las pistas de esquí verdes y solitarias, al cercano Munster y a todos esos pueblitos de nombre alemán. Desperdicie el día, eche a perder Frankenthal-Missheimle y Massif du Ventron. Acabe con ellos.

Hay imágenes de la jornada, pero, de nuevo, los ordenadores de la biblioteca ofrecen pocas posiblidades. Tomo una prestada de Sébastien Brière, de su blog: la turbera de Lispach, que nosotros vimos un poco más fea.

Wednesday, June 08, 2011

Soporte tecnológico


Ya ha bajado la temperatura aunque, en este edificio metálico, las miradas acuosas de las bibliotecarias y los niños lamiendo los cojines de la sala infantil, hacen que a uno se le ponga la cara grasienta y se le detenga el riego cerebral. Además, la conexión a internet es muy lenta, las páginas se descargan mal y yo no tengo nada que contar. Tampoco puedo hurgarme la nariz en paz: cientos de ojos se activan sobre la secciones de deportes de los diarios regionales y observan cómo me retrepo para mi trepanación. Ejem. Un sinvivir.

Así que la situación práctica ha empeorado. Ahora, que identificamos individuo con persona con acceso a internet y soporte tecnológico que permita su uso, me divierto a costa de mi nueva animalidad. Utilizo paseos y conversaciones banales como terapia, ya vendrá el momento de tomar las aguas en algun país centroeuropeo, como hizo la pobre Kitty después de que la dejaran colgada.

Que me sobra, que me viene lo del diálogo. Y la foto, de este edificio, pescada de Architectes.org y tomada por P. H. Müller.

Thursday, June 02, 2011

Nota de ruta

Va a entrar en el Top 5 de Los viajes más odiados de Mr. Shy. Mañana comienzo a las siete de la mañana, una hora antinatural y en conflicto directo con mi estilo de vida "capuano", como decía Tolstói.

Quince minutos a pie hasta la estación de autobús, una hora en autobús, diez minutos a pie hasta la estación de tren, 35 minutos en tren hasta otra estación de tren, siete horas en tren hasta otra estación de tren, hora y media en tren hasta otra estación de tren y otras dos horas de tren hasta mi destino. Si hay suerte, podré llegar a la una de la mañana. Repasaré el día y descubriré que sigo cumpliendo esos rituales en las estaciones de tren. Ya en la cama, vencido por el sueño, volveré a la otra realidad, o fantasía, o ya no me acuerdo de cómo disfrutaba solo.

En la siguiente entrada vuelvo con las fotografías. Ahora me apremia terminar la maleta y dormir cuatro horas.
Creative Commons License
This blog is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License