Saturday, September 12, 2009

De hijo


Aquí es, en casa de mis padres. Los muebles huelen a So long, Marianne, de Leonard Cohen, esa droga un poco triste de madera mojada con carcoma. Pero no me distraigo, he venido a coger algo de ropa. Voy a la cocina, tomo un vaso del escurreplatos y lo lleno de agua del grifo. Doy un sorbo y me acerco a la ventana. El sol se cuela entre las acacias, no se oye ningún pájaro.

Pienso que está bien no subir arriba, no descubrir en el armario la naftalina esparcida sobre las sábanas o la marca de las goteras en las paredes. Prefiero quedarme en la cocina, sentado frente a la mesa de mármol manchado y oyendo las hojas aplaudir mi hipocresía y mi entereza. Hay poco que preparar, quizá cocer un huevo y partir un trozo de chorizo. Sí, quién dijo que tuviera que salir pitando. El tiempo sobra. La ropa no se va a mover de aquí.
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