Sunday, March 27, 2011

Murmuraciones



Hace sol y los hombres gordos sudan y respiran con dificultad a través de sus bigotes; las marujas gorgotean entre las primeras filas sobre el rapto frustrado de la pequeña de las Rostova, mientras cubren las orejas de sus retoños; la multitud expectante se agolpa en la avenida. La hora se acerca. No se habla de otra cosa en la ciudad.

Atruenan las trompetas de improviso, el gentío exclama desconcertado. Los primeros lacayos aparecen tras los portones donde se aloja la Bezújov. La luz estalla con fuerza sobre las libreas de los criados y la muchedumbre se cubre los ojos con el antebrazo. La confusión se extiende por la calle, el resplandor se intensifica. La condesa no llega a salir de sus habitaciones. Algo sucede ahí fuera.

Las pesadas cortinas cubren los amplios ventanales de la sala. Elena, echada sobre el diván, mira distraída el elaborado entorchado de finísimos hilos dorados sobre el terciopelo rojo. A pesar de los chillidos de la avenida, la casa se abandona al silencio. Un siervo entra sin llamar en la habitación y aspirando grandes bocanadas de aire. "Señora condesa, que San Jorge pide contemplar su generoso escote ahora mismo".

La foto, eso, hoy, aquí.

Thursday, March 24, 2011

Gada vuelta, gada final



El lunes monté en bicicleta por vez primera este año. Una Peugeot de mujer, fierro total, sillín generoso y amortiguado, doce velocidades, freno delantero de llanta y trasero de tambor (ahí encerrado, lastimero, haciéndome las piernas de granito) gomas nuevas y puños muy incómodos. Ella vino pletórica del mercadillo: "¡15 euros! ¡Y rueda!".

Juro que salí a probarla por el pueblo, a afinar el oído al cricricri de los cambios, a disfrutar del sol inaugural. Sin embargo, cuando tomé cierta velocidad la brisa victoriosa envalentonó mi figura, y me erguí y sonreí y sobre mis muslos cabalgaban dos revólveres. Dos horas más tarde, un bicho matalón se recomponía sobre el biciclo, con ayayáis implorando un traguito de agua, ya al lienzo celeste, ya a la mugre del canal.

Y hoy, de nuevo. Pero apenas un paseo por los alrededores.
 
La foto, el manillar.

Saturday, March 19, 2011

No lo olvides


Considera la opción de perecer una persona equilibrada, juiciosa y dialogante. Muestra apertura, abraza el pluralismo crítico y constructivo, y repudia la bajeza.

Adopta un discurso honrado, erudito y humilde al mismo tiempo, animando un debate tolerante que reafirme la integridad del grupo o que incorpore a los confundidos.

Sé considerado.

−No cuentes conmigo.

Wednesday, March 16, 2011

Callado


No sabes si algo ha cambiado. Sigues leyendo noticias de última hora, blogs que ofrecen debate a diario, opiniones extrañas, valiosas y absurdas; mirando gráficos interactivos y vídeos apocalípticos; escuchando decenas de declaraciones y testimonios a pie de desgracia. Tragas noticias, alternas el ratón y el café en tu mano derecha. Mala postura sobre la silla, ojos rojos, noticias. Y luego bajas la pantalla del portátil y te enchufas un libro, una cerveza o te pones a cocinar como un loco. Abres, cierras la persiana y corres las cortinas y las descorres, te sientas, subes la pantalla y alternas el ratón y el café en tu mano derecha. Con la izquierda te sobas el pescuezo y, sin apenas reparar en ello, deslizas la mano hacia arriba, atraviesas el cuero cabelludo y el hueso occipital.

El cerebro.

Los amigos llegan a casa, el papá llama por teléfono, la mujer deja las llaves al lado de la cafetera y no dices nada, no piensas nada, no hablas. Te interesa, noticias, pero no te delatas: que el impacto te deja helado, pero que las ideas te provocan bostezos

La foto, retocada, pertenece al muro.

Friday, March 11, 2011

Variación de Bagratión



Todavía con la sonrisa en los labios, las plantas de los pies doloridas y la mochila y la bolsa a punto de estallar por la ropa mal doblada, los mapas de metro y la lata de paté a la cerveza, que la abrimos en Paris y que los amigos recibieron con una discreta cata. Bueno, dijimos, y toma pan duro y cuchillo que matamos este potaje picante y durante la noche apostamos que me arden las entrañas y tú caes rendida y feliz.

Hace unas horas recorríamos la orilla oeste del Moldava en un tranvía lleno de gente silenciosa y amable, aún con lágrimas en los ojos al recordar el último trago de cerveza autóctona. El sol brillaba igual que el pasado domingo en el mercadillo de Mauerpark, en Berlín, ¿te acuerdas? La señal del paraguas; Dallas, 22 de noviembre de 1963: no puedo parar de reír al verte con esas gafas oscuras.

Ayer por la tarde, nada más volver, abrí el frigorífico y miré dentro y pensé que así debería continuar algunas semanas o, mejor, llenarlo con sábanas bien dobladas y asentir con la cabeza porque todo marcha bien, despacio, frío.

En la foto, dos contenedores amarillos checos.
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