
La plaza desierta y sentado en un banco de piedra. A los periódicos los cornea el viento. Qué solitario resulta cuando las lágrimas se convierten en lirismo terapéutico. Cualquier sugerencia de motivo provoca una risotada y los ojos dan vueltas. Sin embargo, es curioso que siempre se acabe con el gesto serio, medio triste, medio ganas de ser formal.
Y así, pensando en cosas sueltas, al azar, se da cuenta de aquella extraña fachada.
2 comments:
¡Eh, viejo! Este no te lo comenta nadie. Bueno, yo te hago una crítica constructiva: más vale que escribas algo con un poco más de relación entre sí, porque hay veces que no te entiendo nada, abuelo.
Saludos.
Vale, vale, crítica aceptada. ¿Pero a qué viene lo de viejo y abuelo? Yo sí que no te entiendo.
Post a Comment