Monday, August 08, 2011

Grasesuda


Siempre que escribo algo en verano pienso en la grasa. O en las caras de esas mujeres que brillan como un Viracocha de oro o en las bandejas con los restos del asado de cordero en la finca o en los odres agitanados de camping perullo, a remojo en la piscina municipal. De un modo u otro se trata de sudor. "Sólo miro, a ver si encuentro algo que regalar", pero la primera gota ya ha saltado de la nariz y ha hecho estrellita en el mostrador. Levanto la cabeza y la chica me mira con una sonrisa a medio camino entre la piedad y el asco. 25-30 años, cutis mate, dientes blanquísimos, "pero si el aire está puesto".

La grasa afecta al cerebro, se filtra al cerebro. La realidad patina, hace gracia, se oyen gritos y mi pene expulsa varios litros de cerveza. El sudor agarra con fuerza el cráneo y me da la risa floja; ¡a la piscina!; adolescentes de pueblo que dan la sensación de no tener muy claro cómo pasárselo bien; Marilú Apoño, sacerdotisa; la fresca, pimientos asados; la grasa, agua para todos. Está claro: wira (grasa) y qucha (contenedor de agua, lago, laguna)*. El manco capaz.

* Gracias, Wikipedia. / En la foto, grasón sanferminero de este año. Qué pena no disponer de cámara aquí...

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