Tuesday, August 16, 2011

Del huevo II


"Yo me levanto, miro, y un huevo. Digo, chacha, ¿qué hace ahí eso? Miro para el otro lado y otro huevo. Qué cosa más rara. Uno ahí al lado de mi ventana, otro huevazo ahí donde la puerta... Todo hecho una guarrería, señorita".

»Y la fachada del Miguel, que la ha puesto nueva y le costó muchos millones, pues llena. Qué lástima. Con su balcón de hierro forjado... nada, nada. Y eso no lo pueden hacer por el día, que estamos en casa. Y me dijo la Antonia que sospechaba de cinco hombres que se salían muy temprano al campo y dije, ya está, a ésos los he visto yo, porque como yo me desvelo a menudo y me despierto antes, ya tenía yo costumbre de ver a los cinco hombres. A eso de las seis sin dar se iban a trabajar y aún estaba todo oscuro, pero yo sabía que el último que entraba en la furgoneta era siempre el mismo: los cuatro primeros... da igual, pero el último siempre era el último. Me dijeron que pusiera una cámara de vídeo en mi ventana y yo dije que no, que yo esas cosas ahora nunca sabes. Así que nos organizamos para vigilar.

»Lo hablamos una tarde y el Miguel se fue a la casa de la Antonia, la de enfrente, para vigilar en la ventana, así, en un lado apartando el visillo. Y yo me quedé en mi balcón que hace esquina y se ve todo muy bien. Pues a las cuatro y media ya estábamos donde teníamos que estar, ¿eh?, y un frío que pela y me eché la capa por encima de la cabeza y todo, como un monje, y veía al Miguel y a la Antonia detrás de los visillos. Estuvimos esperando un buen rato y los vimos salir: uno, dos, tres, cuatro... ¡y el quinto! Se había entretenido, iba metiendo no sé qué en los bolsillos, y miré bien con la luz que nos han puesto ahí, señorita, y se estaba metiendo unos huevos. No se me escapa, me dije. Y bajé callando y cuando llegué a la puerta de la calle con mi capa tapándome toda, lo sorprendí en la esquina. Y, ¡ay, señorita!, ¡pero si era el Pedro! Con lo que tú has llegado a ser, Pedro, casado, tus niñas... Y que estaba harto y que su mujer compraba huevos por cajas y que ella no se daba cuenta de los que cogía. Señorita, y tiene dos niñas pequeñas y su mujer compra huevos por cajas.

»Me tiraba huevos al canalón y cuando llovía salía todo para la calle. O me dejaba uno en la esquina de la ventana, así, un huevo. Hija mía, y la fachada del Miguel destrozada. Qué lástima.

Cinco minutos de Paint reflejan con absoluta fidelidad la fachada del Miguel, ya limpia.

No comments:

Creative Commons License
This blog is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License