Friday, January 19, 2007

The oompa loompa


No hay nada que hacer. ¿Dónde está eso del ocio individual? Si pensabas que en los centros cívicos que surgen como setas en esta meca de la ancianidad iba a haber alguna plaza libre para tu disfrute, yerras. La epidermis septuagenaria cubre como una lona la piscina, el spa/balneario/ducha robótica o robot-que-te-ducha (vicioso que es uno), los cursos de artesanía en plata (¿?) y las salas de baile, sobre todo las salas de baile. Y la vieja de turno tirándole los tejos al monitor: "No, qué va, llevo toda la vida bailando", mientras se le saltan las lágrimas por la presión de la faja/maldice el día en que se puso esos jodidos tacones.
Fue una vez. Una. Social, pin, pan, tururú, centro cívico y salud vecinal. No, se me adelantó una vez más la Tropa Goofy ya parapetada con el gorro de natación, las chancletas y la toalla de aquel inolvidable viaje en Vibasa. Voy a ponerme greñudo y quinceañero, sí, para decir "los viejos no molan, primo". Yo creo que lo que les gusta (a mí también, para qué nos vamos a engañar) es tener la cartera a reventar de tarjeticas de colores de clubes, de bibliotecas extrañas del sur (en Sevilla me dijeron que, como no me plastificara el carné, no me dejaban sacar más libros) y de algo que aporte cierto caché o estatus.
A la mierda.

2 comments:

Anonymous said...

Viva todo aquello que nos anime a ser vagos.

Sara said...

Las cuatro oes quieren moverse hacia abajo.

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