A) El odio es denso. Se remueve como una taza de café a las dos de la mañana, mientras el frigorífico zumba quedo a la espalda. Y en el suelo de la cocina, un corazón de cerdo renegrido, menguado por el miedo y generando desprecio: son ellos, el ejército de blancos de iris diabólicos, los inmigrantes pálidos celebrando su victoria racial y religiosa, gritando disparos al aire sobre la grandeza de una tierra que sólo los vio enriquecerse.
B) Cuéntame acerca de las misas luteranas a las que has ido este año, de tu cena de Acción de Gracias o de los casi doscientos invitados a las bodas de oro de sus abuelos que cantaban God Bless the USA puestos en pie, mano en el pecho y lágrimas en los ojos. Describe sus canas de viejos tristes, habla sobre los trajes raídos de la decena de pastores luteranos que hay en su familia materna y denuncia a los consumidores compulsivos de puré de patata.
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