Wednesday, August 06, 2008

Verano


Ayer hubo una alerta de tornado. Los maizales galopaban desbocados bajo el cielo verdoso y la sirena de emergencia hacía eco en el estadio. Me puse triste al mirar un todoterreno rojo soportando la tormenta, solitario en medio del aparcamiento. Tenía una rama incrustada en la ventanilla derecha que llegaba a abrazar el volante de forma cariñosa. A conducir, a conducir, pensé. A rodar por la llanura de soledad que sobrevuela los campos de algodón junto a los cementerios, los graneros de madera podrida que esconden un cuervo dentro, el polvo del camino que diluye los cruces entre los campos... y que convierte la sirena en un lamento y el temporal en un soliloquio gris, de voz ronca, que hace callar a las ocas.

1 comment:

Sara said...

Aaaaay.
El otro día mi jefe me habló de una editorial que publica talento. Si te interesa contáctame.

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