Se acerca un gran paseo con su aparato eléctrico pero, qué, hablamos de la romanza climátológica veraniega. Una bella tormenta o un señor sereno ajustándose la corbata frente al espejo. Que suene una orquestita de fondo, como en Equinoxe Part 8.
Ahora suena la cuarta parte mientras me restriego los ojos. Qué calor, qué cuerpo falluto. Ya casi he terminado las maletas y los billetes andan rasgando las esquinas del sobre. No me queda nada más por escribir desde aquí y prefiero tomarme un descanso allá. Espero madurar lo suficiente para dejar de ser yo mismo. Llamadme él. Os saluda, arrogante,