Thursday, October 30, 2008

Con todos

Aún recuerdo la otra vez. Y desde aquí también se ve de nuevo el humo gris, las lágrimas y el desconcierto.

Es lo que es. Ni una palabra más. Abrazos.

Wednesday, October 29, 2008

Carta pública a Eresfea


He decidido traducir "pegarse unas orejas de soplillo o conferir volumen a sus pómulos o boca" como "stick lop ears or give volume to cheekbones or mouth", considerando el posesivo en español un rasgo personal que se debería anular en inglés (después de haber tenido en cuenta el contexto). Qué bien suena ahora un plato de lentejas.

Hace meses dijiste que escribías un libro sobre setas en tu tiempo libre. ¿Dónde está? Minúscula y El Acantilado te deben de tener absorbido. ¿Hay vida también en Compactos Angrama?

Esto de los sueños me tiene loco. Tuve dos en los que aparecías. En el primero, a principios de septiembre, íbamos al monte con un par de amigas tuyas de Uruguay. Brincábamos sobre el verde instenso de la hierba, casi azulado, y superábamos los muros de piedra que dividían los prados. Recuerdo que compartimos chocolate sentados en las rocas de una pared derruida, y que reíamos y hablábamos de la comida que traíamos en las mochilas. El cielo era de un gris precioso.

El segundo sueño tenía lugar en una ciudad; un pueblo grande, más bien. Antes de encontrarme contigo en una casa sencilla de paredes color tostado, tuve que escurrirme por una especie de tubo metálico en las escaleras de una universidad que no conocía. Cuando entré era de noche y cuando salí y me reuní contigo eran pasadas las dos de la tarde, hora perfecta (debimos pensar) para ventilarnos un plato de alubias con chorizo. Comimos en silencio, en una mesa pequeña y redonda con más gente alrededor que tampoco hablaba. Cuando terminamos las alubias, pasamos directamente al té. Tuvimos una agradable conversación sobre literatura. Sin embargo, recuerdo que te volviste taciturno con los minutos. Me explicaste algo sobre cómo te sentías en aquel pueblo grande, en aquella casa de paredes color tostado.

La rutina ya me pesa un poco. Aún me queda casi un año aquí y los todoterrenos estadounidenses son demasiado grandes y feos como para verlos tanto tiempo.

Nunca he sabido escribir cartas, creo. Quisiera contarte otras cosas, de otra manera, así como "he salido a comprar leche y he visto a un gato y un tío me ha dicho que es el gato de Tom Wolfe". Me parece que esperaré a una segunda oportunidad, cuando también te envíe por fin aquellos poemas escritos en tres meses, hace ya dos años. Cuando te escriba una carta de verdad.

F.

Sunday, October 19, 2008

No, nada


Dónde están, me pregunto. Dónde se han escondido. Cruzo la carretera bajo las luces de triste supernova. Cierro los ojos por unos segundos: imagino olores que me abrazan despacio, entrelazándose en armonía. Aquí no se necesita hablar ni se puede sentir uno solo. Aquí no se conoce lo humano, ese adjetivo que obra contratos desagradables con el hombre para satisfacer exigencias intrascendentes. Aquí bastan ideas que nada interpretan, máxima licencia de un mundo desafortunado desde donde se necesita soñar para vivir mejor.

Así ocurre que abro los ojos de nuevo y veo el bordillo de la acera, el siguiente peldaño para ascender a la pestilencia humana, a las bondades del sueño. Aquí.

Tuesday, October 14, 2008

Editores visionarios:

Y una mierda.

Qué titular, qué opinión intelectual (creación inmediata de la plataforma Coelho Es Tu Peor Pesadilla) y, me imagino, qué gran trabajo de investigación: encuesta monopregunta vía correo electrónico con respuesta monosilábica y confirmación en Su Santidad Sufí.

Ojalá me equivoque y me den por todos los lados, pero hasta 2018 les voy a hacer varios kilos de cortes de manga.

Saturday, October 11, 2008

¿Marejada o fuerte marejada? Mar gruesa


Bajabas las escaleras dejando que la cabeza te botara a cada peldaño. Cuando apoyabas la pierna izquierda, tu cuerpo se desmembraba y avanzaba despacio; cuando lo hacías con la derecha, ésta atravesaba el suelo cubierto de moqueta negra y terminaba por separarse de tu cuerpo sin crear ningún dolor, sólo la previsible ruptura.

Te vi en la tele, con la cabeza gacha y tu cojera crónica. Aplaudían a otro. Desconectaste los micrófonos a toda velocidad, apagaste las cámaras. Sin embargo, esos viejos cabrones con gotero seguían tirándote del pelo, a ti, que no tenías nada que ver. Llamaban "terrorista" a tu esperanza, a ese candidato símbolo de todo y político de nada: la definición huye, nos la imaginamos, pero tu cuerpo seguía reflejando esa maldita realidad que provocaba tu cojera.

Thursday, October 09, 2008

A quemarropa


Me despierto sobresaltado. Son las 3:24 PM. He dormido catorce horas y media.

Estoy cansado de soñar. Desde hace meses, casi todos mis sueños son eróticos. Las chicas de la universidad, la compañera de colegio que me gustó durante años o la que conocí una noche frente a la hoguera. Todas tienen el mismo carácter que recuerdo, pero aparecen desnudas sin motivo y provocan el acto sexual en escenarios irreales. Trato de explicarme con razones lógicas pero no lo consigo: salen contaminadas por el sueño, codificadas en un simbolismo complicado hacia lo absurdo, a la vez que el cuerpo toma partido con una elasticidad llamativa, flotando, envolviendo. Un tipo escuálido y confuso que actúa ansioso.

Pueden ser tres, cuatro sueños por noche. Me levanto desorientado. Me encuentro con las personas con las que sueño. Doy una clase. Trabajo en el otro sitio. Las veo. Lo llevo en mi frente. Siempre estoy escuálido, confuso y sudoroso. Tengo hambre, como poco. Estudio. Una ducha. La noche, la muerte: ¿catorce horas de cuenta atrás?
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