Camina encogida. El abrigo no se le mueve nada, los brazos desembocan tensos en los bolsillos. Cada paso es medido: uno termina y el otro empieza, y así sucesivamente.
Hace frío en la calle. Lleva la bufanda y los guantes. Se cruza con otra mujer que también lleva una bufanda y unos guantes. Las dos levantan la vista, se miran y exhalan al mismo tiempo:
Ella murmura: "Mi hijo se ha meado esta noche en la cama".
La otra mujer murmura: "Mi hijo no sabe mear solo".
El problema de mear.
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Y prometo cierto sentido. ¡El que se pueda!
Me tocó dormir en la parte menos privilegiada de la cucheta, el día en que mi hermano... ("¿Qué es esta lluvia?", pensé, entre medio de sueño y realidad).
Yo no contaré algo muy sórdido y tenebroso que me pasó hace años con relación a este tema.
Dentro de un mes hablaremos de nuevo. Hasta entonces, haga sus deberes y lea.
Odio el pis.
Joder qué de indios han salido hoy en el telediario con esto del "Gran Hermano" británico. Quemaban pseudofiguras de cartulina que simbolizaban a los creadores del programa. Espeluznante.
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