Un cuenco de arroz en la madrugada, la luz del baño encendida y el sillón de cara a la ventana. Y mientras, pensando que podía ir a una fiesta total para ligarme a David Meca y arrancarle a mordiscos una de esas pegatinas de Plátano de Canarias de su pecho; que podía pasar cerca de las Tres mil viviendas para decirle a mi hija "Elisabete no te juntes nunca con esos pordioseros"; que podía pintarme una selva negra en el pecho y comprarme oro a kilos para colgármelo del cuello.
A la luz de la mañana medito mi perturbación. Sin embargo, el veredicto del jurado es inapelable: la cucaracha muerta, la pelusa y el grano de arroz coinciden en que estoy perfectamente sano, pero que deje esa manera tan rara de fregar los vasos.
2 comments:
Estoy de acuerdo con el veredicto del jurado.
Yo estoy de acuerdo en que me estoy cansando de cuencos de arroz Brajma.
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