Wednesday, June 28, 2006

Consecuencias de la concentración parcelaria


Lento. Brama lento. Y es que existen una serie de fallas en la construcción de las casas: hechas de piedra, en el invierno se convierten en chuzos cúbicos y los inquilinos, si los hay, empequeñecen. Más pequeños. Por dentro, las grietas en las paredes estucadas forman un camino de capilares que se sumerge en el tejado de pizarra. El tejado es allí donde termina una casa.
De las casas, de esas casas, salen sus dueños, fallas peores que las grietas. Mudos caminan al bar, a estar. A estar. Uno, que habla poco, bracea y tartamudea sin que nadie le haga caso. Jadeando mira hacia otro, en otra mesa, distinta a la suya. El otro va por el cuarto y pide uno más: el suelo del bar le hace gracia. Ése sí que tiene capilares en la cara. Mesa de atrás: la dueña del bar comenta cosas evidentes, no emplea ninguna oración subordinada y sólo incluye complementos directos. Su marido la veja. Y a mi lado, El Hombre Que Robaba Agua De Regadío.
A la hora de despedirse, un arqueo de cejas colectivo, gris y sin ánimo de lucro.
Además de todo esto, la mayoría de las casas están mal orientadas.

Thursday, June 22, 2006

De Japón


De Sapporo, lo que menos importa son aquellos Juegos Olímpicos del invierno del 72. Menos importa aún la medalla de oro de Paquito (prefiero recordar, hablando de deporte invernal, a Alberto Tomba y su dramática lesión, o a Janne Ahonen, leyenda en activo de los trampolines). De Mito, Hitachi, Fuji o Toyota, lo que menos importa es que sean mochilas-chándals-camisetas, radios, ISO's o competencia de la General Motors. De Yamaguchi, lo que menos importa es su hermanamiento con una ciudad española.
De Yamagata, lo que más importa son las películas de Makoto en el festival. De Yokohama, lo que más importa es el Yokohama Marinos, donde Julio Salinas quemó su carrera deportiva (cuando entonces estaba de moda ir al Celaya y dejarse perilla en la Selección). De Fukuoka, lo que más importa es algo de lo que no me acuerdo, pero ya sólo el nombre me trae buenos recuerdos de algo de lo que tampoco me acuerdo.

Monday, June 19, 2006

Mejor


Es un libro de tapas duras, 34 páginas y de título El cielo, el aire y el viento. Responde a preguntas como: ¿por qué es azul el cielo?, ¿por qué llueve?, ¿cuáles son los diferentes tipos de nubes?, ¿se puede prever el tiempo? Es de la colección Benjamín Información, impreso en 1985 por Gallimard y al año siguiente por Altea. I.S.B.N.: 84-372-5015-3.
Así mejor, así mejor.

Thursday, June 15, 2006

Aquel verano de Gescartera


(Ando ocioso, desencantado y lleno de todas esas palabras que me producen gran desprecio: las nuevas adquisiciones como postrimería e ínterin, además de las habituales estuco, rododendro [sí, Windows haciendo nuestras vidas un poco más dramáticas] almizcle y un largo y agónico etcétera.
Veo que estoy plagando el texto de desencanto, así que me limitaré a recordar aquel verano de Gescartera y, hace ya mucho, lo de la llegada de 1995 para que coincidieran las ofertas de 1.995 pesetas de Eroski [y de cualquier tienda, pero vaya] con el número del año. Y, con la excusa, mirar las camisetas en stock de la zona de deportes: si te encontrabas con una Romester, era tu día de suerte.)
Como tengo cierto afán de superación, he abortado la foto de Antonio Camacho que había puesto y coloco otra. El caso es que esta mañana, conversando con Horatio sobre la mejor manera de beber un Cosmopolitan, ha aparecido fortuitamente el tema de las papeleras de la playa: ésas de palo y tapa y el resto bolsa, "con arena por todas partes" (Horatio) y una cáscara de plátano en descomposición. A todo esto, el viento siempre amagando mandar la bolsa a tomar por saco.

Saturday, June 10, 2006

Joven en volandas muere atropellado por un chifonier


Me abren un párpado, luego el otro. Me levantan de la cama y me ponen medio litro de leche en un vaso y dos albaricoques en la boca. Me lavan los dientes y la cara. Me meten un bolígrafo negro de Industria Argentina en el bolsillo izquierdo del pantalón; en el derecho una tarjeta pintarrajeada que sirve para entrar en una facultad. Me sacan a la calle y me llevan hasta el asiento de una clase de entre varias que hay en esa facultad. Me colocan en la mano derecha el bolígrafo negro de Industria Argentina, que rellena un examen.
Me arrastran a la cafetería que hay en esa facultad y me canjean cerveza por dinero. Me guían a un supermercado y me vuelven a canjear cerveza por dinero; cerveza que va canjeando neuronas por "vol". Me acercan a casa, me sirven un plato de arroz y algo más, me echan al parque y me traen de vuelta.
(El momento culmen lo provocaron en 18:19 p.m., cuando la sonrisita de un vinilo de Elton John parecía hacerse gigante. Mientras, su Rocket man celebrando un día consciente y precioso)

Tuesday, June 06, 2006

El problema de llamarse Adusto Adunia


Sí, se me hace irresistible agarrar la vigésimo segunda edición y ponerme a buscar palabritas. Hoy el asunto ha surgido por la aparición en un libro de "marbete" que, según defiende el tocho blanco, podría ser el origen junto con "membrar" de "membrete". Y luego, bueno, pues la mirada de rigor a las voces cercanas. He llegado a pensar incluso en menciñenos membrudos que no paran de decir memeces.
Como siempre que me ocurre cuando me dan estas venadas, me acuerdo de "adusto" y de "adurir". Regreso hasta la 35 y me río un rato, la verdad. Sin embargo, en esta ocasión "adunia" me ha parecido un vocablo casi más hermoso (entiéndase la hermosura, por favor, como aversión placentera) y he decidido aleatoriamente que no hay cosa peor que llamarse Adusto Adunia. Quemado o huraño, me da igual.

Friday, June 02, 2006

El tiempo de marcharse


Hubo una vez que se sintió incapaz y bajó los brazos (y Arcadi es un luchador).
Jugaba con Cesc a dar vueltas a uno de los pequeños jardines de la plaza. Cesc le tenía que pillar; Arcadi partía con unos metros de ventaja. Mientras corrían, no paraban de reír y de decir tonterías. Pero a la enésima vuelta, a Arcadi se le congeló la sonrisa; a la siguiente, se puso serio; a la siguiente, dejó de hablar y se paró. Se sentó en el banco y miró los geranios al lado del hormiguero. Cesc se colocó a su lado. Arcadi bajó la cabeza. "Sólo los geranios pueden ser mi flor preferida".
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